El pasado 18 de junio, Pepa Vañó, trabajadora de Marktel durante más de
una década y delegada por CGT desde hace un año, fue despedida. Ese
mismo día, Fran Bayona, también representante del sindicato
anarcosindicalista en el Comité de Empresa, era sancionado por tercera
vez. Esto sucedía justo un día antes de que Pepa se casara y una semana
después de que el sindicato decidiera manifestarse ante la sede de la
compañía de telemarketing que cuenta con 700 trabajadores en Valencia,
por el despido de una empleada “por baja productividad” mientras se
encontraba de baja laboral.
Marktel Teleservicios SL y Marktel Servicios de Marketing Telefónico
SA conforman las dos empresas de Grupo Marktel en Valencia. Junto a las
delegaciones de Madrid y Elvas (Portugal), la compañía de telemarketing
da servicio a importantes firmas como Vodafone-Ono, Jazztel, Bankia,
Aguas de Valencia, Mapfre, Gas Natural y Sanitas.
Entre las curiosidades de esta empresa, destaca el hecho de que es
propiedad de José María Horrillo López del Rey, VI Marqués de Vivanco,
quien respalda a través de Grupo Marktel a la Fundación Marqués de
Vivanco porque, según sus propias palabras, “era importante que la
fundación tuviera unos ingresos”.
La fundación de Grupo Marktel, íntimamente ligada a la Casa Real y a
instituciones eclesiásticas, consta en el Registro de Fundaciones
Asistenciales y se dedica a, según reza en el BOE, “asistencia e
inclusión social y culturales” con el fin de “apoyar el acceso al
trabajo del colectivo de minusválidos, así como el de otros colectivos
mal representados en el mercado, como mujeres y jóvenes.”
Lo cierto es que, tal y como ha denunciado en reiteradas ocasiones la
Confederació General del Treball (CGT), organización con 10
representantes tras las elecciones sindicales celebradas en Valencia el
pasado año, la Dirección de Grupo Marktel deja mucho que desear en
cuanto a trato hacia su propia plantilla y a respeto de los derechos
laborales.
Así, CGT-Marktel denuncia ritmos de trabajo insostenibles,
vulneraciones constantes de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales,
retrasos sistemáticos en el abono de las nóminas, doble escala salarial
basada en aplicación de distintos convenios, congelación de sueldos
desde el año 2009 y una presión constante radicada en la amenaza y el
temor.
Y no sólo eso, sino que a raíz del rechazo de la CGT a la imposición
de un nuevo convenio absolutamente regresivo, algo a lo que la empresa
no estaba acostumbrada en las negociaciones, ésta ha iniciado una
auténtica campaña de acoso y persecución a los representantes
sindicales. Contratación de detectives para controlar la actividad de
los delegados (incluso fuera de horas de trabajo); recogida de firmas
entre la plantilla para revocar al Comité de Empresa; campaña a través
de folletos desacreditando la acción sindical de los representantes de
trabajadores y trabajadoras... Todo ello en medio de un clima de terror
creciente entre la plantilla a la que se pretende dividir y que vive
cómo el simple hecho de exigir el cumplimiento de la legalidad se
convierte en motivo de despido.
El jueves 9 de julio tuvo lugar ante la sede de Grupo Marktel en
Valencia la cuarta concentración convocada por CGT. La protesta,
integrada por medio centenar de militantes, se trasladó también a la
sede de la aseguradora Mapfre, cliente del call center, “una manera de
que quienes contratan a Marktel conozcan la realidad”, subrayan desde
CGT-Marktel.
De momento, además de haber interpuesto sendos recursos a los
despidos y sanciones, el sindicato continúa con la lucha directa en
favor de los derechos laborales y con la denuncia pública de un caso de
dictadura empresarial que ocasiona sufrimiento, miedo, precariedad e
inseguridad entre decenas de familias.
La próxima concentración se celebrará el jueves 16 de julio. Y CGT
volverá a exigir un trato justo y respetuoso con la plantilla. No es
mucho pedir al Marqués... ¿O tal vez sí?
10 de julio de 2015
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